Quiero dar las gracias a Legado Bautista Confesional por traducir y publicar mi tesis de maestría en Teología en español. Escribí esta tesis hace unos 36 años para lo que entonces era el Grand Rapids Baptist Seminary. Mi asesor principal fue el Dr. Jim Grier, cuya memoria e instrucción recuerdo con mucha gratitud.
Así que este libro no se escribió durante la pandemia del COVID-19. En este sentido, no trata ninguna de las corrientes impetuosas y contradictorias que fluyen por la iglesia en los últimos años con referencia a la relación de la iglesia con el gobierno civil. Pero, aunque esta tesis no fue escrita a la luz de ninguno de estos movimientos, he procurado publicarla recientemente porque creo que su tesis y sus argumentos han cobrado nueva relevancia a la luz de las muchas y desconcertantes cuestiones que el COVID y los mandatos por el COVID han planteado a la iglesia y a sus pastores.
La tesis recién mencionada es que la revolución política violenta es tanto una violación de las Escrituras como una contradicción de la enseñanza de Juan Calvino, la fuente histórica de la tradición reformada. Varios comentarios sobre esta tesis y su significado pueden servir para atraer al lector a este volumen.
En primer lugar, no sostengo la consigna de que «Calvino está contra los calvinistas», tan popular entre una generación anterior de historiadores de la Iglesia. Esa tesis era un punto de vista enormemente exagerado de los desarrollos teológicos que tuvieron lugar después de la vida y ministerio de Calvino y las distinciones doctrinales entre Calvino y sus sucesores.
En segundo lugar, como acabo de sugerir, ese punto de vista no carece de un elemento de verdad. Es incuestionable que existen ciertas diferencias entre Calvino y sus sucesores. Una de ellas es que Calvino rechazó la revolución violenta. No es el autor —de hecho, es el adversario— de esa tradición tal como se desarrolló en la tradición reformada. William Cunningham (1805-1861) no puede ser acusado de estar influenciado por la historiografía del siglo XX. Sin embargo, advierte contra el error de aminorar la diferencia entre Calvino y sus sucesores. Tiene esto que decir sobre Calvino y los calvinistas:
Y se ha alegado a menudo que Beza, en sus hábiles debates sobre este tema, llevó sus puntos de vista sobre algunos temas más allá de lo que hizo el propio Calvino, por lo que ha sido descrito como Calvino Calvinior. No estamos dispuestos a negar por completo la verdad de esta acusación, pero estamos convencidos de que hay menos fundamento para ello de lo que se supone, y que los puntos de supuesta diferencia entre ellos en materia de doctrina se refieren principalmente a temas sobre los que Calvino no fue llevado a dar ninguna declaración muy formal o explícita, porque en ese momento no eran temas de debate, o de hecho ni le pasaban por la mente.
En tercer lugar, crucial para mi argumento en esta tesis es que debemos hacer una clara e importante distinción entre la situación civil en el reino teocrático de Israel y la situación en la que vivimos hoy bajo los reinos gentiles. Esto significa que introducir en los debates actuales sobre el gobierno civil textos bíblicos de prueba que presuponen la situación civil en la teocracia del Antiguo Testamento es bastante engañoso. En aquella situación existía una relación algo diferente de la actualidad entre el pueblo de Dios y la autoridad civil.
En cuarto lugar, creo que esta distinción entre la teocracia del Antiguo Testamento y nuestra situación bajo los reinos gentiles es crucial para una evaluación correcta del énfasis corregido y renovado en la «teonomía» de hoy. Con demasiada frecuencia se olvida por completo esta distinción crucial, tanto históricamente en la tradición reformada como en los argumentos actuales a favor de la teonomía.
En quinto lugar, a primera vista puede parecer que el propósito de mi argumento contra la revolución es apoyar a quienes quieren enfatizar el deber del cristiano de obedecer al gobierno en casi todo. De hecho, esta reacción a la tesis de mi libro es totalmente injustificada. Es crucial para mi tesis la idea de que el llamamiento de Pablo en Romanos 13 no es —No desobedezcan al gobierno; sino más bien —No se conviertan en terroristas; no se unan a la revolución judía contra Roma. Para decirlo más positivamente, es —Subordínense a Roma. No es —Obedece todo lo que te digan. La obediencia y la subordinación a menudo están estrechamente relacionadas, pero son dos cosas muy diferentes.
En sexto lugar, y para dejar claro lo que estoy diciendo con respecto a obedecer al gobierno, mi opinión es la siguiente: Hay ocasiones en las que el cristiano debe desobedecer al gobierno (Hch. 4:19-20; 5:29). Debe obedecer a Dios antes que a cualquier autoridad humana en los casos en que entren en conflicto. También opino que el cristiano puede desobedecer al gobierno cuando este excede su jurisdicción lícita e invade la jurisdicción de otra autoridad humana establecida por Dios, como la jurisdicción de la iglesia o la familia (Mat. 22:21). Mi tesis no es un argumento a favor de una especie de servilismo a la autoridad civil.
En resumidas cuentas, creo que este libro expresa un punto de vista crucial para guiar a la Iglesia y al cristiano a través de las desconcertantes cuestiones éticas que nos han sobrevenido en nuestros días. ¡Quiera Dios que la luz de Su Palabra brille a través de este y nos guíe a Su santo monte!